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jueves, 17 de julio de 2008

Los robots inteligentes tendrán tres niveles de conciencia


Los conocimientos interdisciplinares de la Ciencia Cognitiva Corporizada y la Nueva Inteligencia Artificial permiten concebir sistemas avanzados con capacidad de autogobernarse. El máximo nivel de estos sistemas lo representa la así llamada Arquitectura de Tres Capas, que incluye tres procesos diferentes afines a la teoría de Freud sobre la integración del Ello, el Super-yo y el Yo. Los niveles reactivo, deliberativo y reflexivo serán las características futuras de los robots inteligentes. Por Sergio Moriello.

Los agentes pueden definirse de varias maneras y no existe a la fecha ninguna definición universalmente aceptada. En su forma más simple, un agente es un sistema complejo adaptativo que puede sensar y actuar sobre su entorno (que puede ser real o simulado) [Moriello, 2005, p. 137].

Para Stuart Russell y Peter Norvig, un “agente” es todo aquello que puede verse como percibiendo su entorno a través de sus sensores y actuando sobre dicho entorno por medio de sus efectores [Russell y Norvig, 1996, p. 33]. Es decir, su característica principal es que “está situado” (situatedness): está inmerso dentro de un entorno local, con el cual interacciona y el cual influye –de forma directa– sobre su comportamiento [Florian, 2003] [Muñoz Moreno, 2000] [Innocenti Badano, 2000].

Un “agente autónomo” es aquel que interactúa –por sí mismo– con su entorno circundante. Para eso, debe ser capaz de percibir, razonar y actuar. En otras palabras, debe poseer adecuados sensores que le permitan recolectar la información proveniente tanto de su intorno como de su entorno (percibir); tiene que ser capaz de convertir esa información en conocimiento y poder utilizarlo para alcanzar sus objetivos (razonar); y debe disponer de apropiados efectores que le permitan modificar dicho medio ambiente (actuar) [Moriello, 2005, p. 221/2].

Agentes Inteligentes

Un “agente inteligente autónomo” es aquel que puede descubrir y registrar si una acción hecha en una situación dada fue favorable [Fritz, García Martínez y Marsiglio, 1990, p. 3] [García Martínez, 1997, p. 3]. De esta manera, puede acumular experiencias y ajustar su comportamiento a medida que va aprendiendo.

Los animales perciben su entorno (y su intorno) a través de sus sistemas sensoriales; procesan dicha información (asimilándola, clasificándola e interpretándola) a través de los circuitos neuronales de su corteza cerebral; y actúan –hacia afuera– gracias a su aparato óseomuscular y –hacia adentro– gracias a sus mecanismos homeostáticos. Pero el proceso global no es unidireccional y lineal, sino circular y cíclico: la percepción reinterpreta la realidad a través de la acción, del movimiento del cuerpo [Moriello, 2005, p. 233].

Por último, conviene mencionar que, aunque no necesariamente, un agente inteligente autónomo “está corporizado” (embodiment): tiene un cuerpo físico apto para experimentar su entorno de manera directa. Sus acciones tienen una realimentación inmediata sobre sus propias percepciones [Florian, 2003] [Muñoz Moreno, 2000] [Innocenti Badano, 2000].

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